Vamos llegando a la fase final de esta locura que estamos viviendo (para aquellos que lleguen a este entrada más adelante, hablo del confinamiento por el coronavirus, ahora que ya estamos en las fases de desescalada) y tocará volver a la realidad, así que vamos a ponernos con una receta un poco menos golosona que las últimas. De verduras también vive el hombre y más llegando el verano, por raro que éste vaya a ser. La entrada de hoy es un rico y completo pastel de acelga.
La acelga es una verdura en mi opinión infravalorada, ya que es muy versátil. Se valoran principalmente las pencas, aunque las hojas también tienen mucho valor, como puedes ver en esta entrada. La forma típica de comerla es escaldada con una patata, y si acaso, rehogada con un poco de jamón y ajo. La entrada de hoy es una adaptación de esta sencilla receta, pero dando un pequeño giro, sobre todo para que sea más apetecible a los más pequeños.
Ingredientes (5-6 raciones)
1 mata de acelga
1 sobre de puré de patata
Leche
Mantequilla
1 sobre (150 g aprox) de bacon (o taquitos de jamón, o un par de latas de atún, o unas gambas...)
1 diente de ajo
Media cebolla
1 sobre de queso para gratinar
Elaboración
Es muy sencillo. En primer lugar limpia y corta la acelga. Yo uso también las hojas.
Escúrrelas y ponlas en una olla con un par de dedos de agua y un poco de sal que previamente has llevado a ebullición. Tápala para que la cocción sea más rápida (poniendo poca agua, las vas a escaldar con vapor). Me parece que es una cocción más sana que hervirlas con mucha agua, ya que si llenas la olla con agua hay mayor perdida de nutrientes por arrastre (lixiviación).
Mientras se escaldan las acelgas, puedes preparar el puré de patata. Para ello, puedes preparar un sobre entero y añadir sólo la cantidad que creas necesaria o hacer la parte que necesitas (200 ml de agua, 200 ml de leche y 8-10 cucharadas soperas colmadas de copos de puré). Si tienes prisa, lo puedes preparar como en este caso, en el microondas. Añade los líquidos en un recipiente adecuado para microondas. Ponlo dos minutos (comprueba que está suficientemente caliente (tiene que estar bastante caliente (salir vapor), no hace falta que hierva fuerte).
Añade un poco de sal, las cucharadas de copos de puré y una nuez de mantequilla. Deja que el puré se empape de líquido (reposando un par de minutos). Es importante dejarlo reposar para que la textura final sea más fina.
Remueve con un tenedor o con una varilla hasta que tengas la cremosidad que buscas. Si queda demasiado líquido, añade alguna cucharada más de copos hasta que tengas la cremosidad óptima.
Entretanto, la acelga ya debería estar lista. Escúrrela y reserva.
Por último rehoga en una sartén con un poco de aceite la cebolla picada menuda, el ajo y el bacon (en este caso son lonchas cortadas en cuadrados pequeños). Si no tienes bacon, puedes usar gambas.
En una fuente apta para el horno pon la acelga, el puré y el bacon (o las gambas). Si vas a usar atún en aceite o jamón, lo añades directamente en este punto. Si prefieres una opción vegetariana, puedes usar unas nueces o avellanas tostadas.
Extiende y remueve para que se mezclen todos los ingredientes en la fuente.
Precalienta el horno cinco minutos a 180 ºC en la posición de gratinar. Pon el queso rallado por encima de la superficie e introdúcelo en el horno en una posición alta para que se gratine, durante unos 10 minutos (vigila de vez en cuando para que no se queme, los hornos los carga el diablo).
Y ya está. Este es el aspecto final. ¿Quién se resiste a comer acelgas, eh?
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