domingo, 28 de mayo de 2017

Migas de sémola


Voy un poco descoordinado con las entradas. Hoy toca una entrada, que con el calor que  está haciendo, vais a pensar que estoy loco, pero esta receta la hice hace unos días (allá por Febrero) y apetecía un poco mas que ahora, porque la verdad es que este plato es para cruzar el desierto corriendo sin despeinarte.

La entrada viene por lo que me sorprendió encontrar este producto en uno de mis viajes por el Sur (concretamente en Granada (la ciudad con nombre de bomba)). Como aragonés que soy, pensaba que las migas era un plato que se hace únicamente con panes de hogaza que van quedando duros, como cocina de aprovechamiento... pero resulta que no. De hecho, me comentaron que se pueden hacer migas hasta con harina.

También aprovecho esta entrada para reivindicar la imperfección. No hay ningún problema en que algo no quede como esperas, como me pasó a mí en esta elaboración. La verdad es que el resultado, aunque comestible (de hecho, estaban deliciosas) creo que se aleja bastante de lo que se obtiene como resultado en las cocinas de Granada. Es lo que pasa cuando cocinas de oído... será cuestión de probarlas en mi próxima visita al Sur (esperemos que sea más bien pronto que tarde). 

Ingredientes

Sémola para migas (una taza y media de café por comensal)
Bacon (100 g)
Manteca de cerdo (40 g). Puedes usar mantequilla o aceite
Media cebolla
Dos dientes de ajo

Es una sugerencia de presentación. La receta original (la que viene indicada en el paquete) es con los ajos dorados y nada más. Las puedes acompañar con pasas, uvas dulces, con embutido (chorizo, chistorra, longaniza...), pimiento, melón, sardinas, bacalao, huevo frito/duro... 

Preparación


Corta el bacon en daditos y ponlo en la sartén. Corta la en cebolla en brunoise (o sea, en trocitos lo más pequeños que puedas).




 Cuando el bacon comience a sudar grasa, incorpora la cebolla, que comience a pocharse.



Incorpora ahora la mitad de la manteca de cerdo (o la mantequilla, o el aceite), para ayudar a rehogarse a los ingredientes que tienes.



Mientras se hace la cebolla y el bacon, pica los dientes de ajo en dados.




Añádelos en la sartén, para que se doren. Recuerda que los ajos se hacen muy rápido, por lo que asegúrate de que el resto de ingredientes comienzan a estar bastante hechos.




Una vez que se doren los ingredientes, será el momento de añadir la sémola. En este caso, la sémola que tengo es de El Molino de Ferrer. Es un molino muy popular en Granada (en Andalucía en general), por la calidad y variedad de las harinas que fabrica. También es una marca muy popular en las redes, como podrás ver si haces alguna búsqueda en internet.




Añade una parte de la sémola sobre el aceite (tal como indican las instrucciones) para evitar que éste salte cuando añadas el agua.




Añade el agua (la proporción tiene que ser mismo peso de agua que de sémola; yo te recomiendo que añadas un poco más de agua).



Cuando el agua entre en ebullición comienzas a añadir la sémola poco a poco. Observarás que irá espesando y haciendo una especie de masa. 




Sigue removiendo con fé y paciencia (yo aquí pensé que ésto no venía a buenas y fue un error). Sigue moviendolo y las migas comenzarán a soltarse. Los caminos del Señor son inexcrutables.




Al final el resultado es algo similar a esto. Si sigues calentando en el fuego, conseguirás que la textura sea más similar a las migas, ya que comenzará a perder algo más de agua y quedarán un poco más secas y por lo tanto más sueltas. La mías, quedaron un poco "gachas", pero estaban deliciosas.


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