jueves, 26 de marzo de 2020

Donuts americanos - American Doughtnuts

Qué te voy a contar que no sepas a estas alturas del coronavirus (seguro que no lo has oído nunca antes). Como individuos, además de seguir las recomendaciones que dan las autoridades sanitarias, podemos hacer cosas para que el confinamiento sea lo más llevadero posible. He aquí mi humilde aportación: una receta de donuts americanos que va a hacer que te chupes los dedos.


Los donuts (doughnuts, donas, o berlinas) es tal vez el paradigma de la repostería industrial, por lo que se recomienda un consumo moderado. Sin embargo, hay que reconocer que el sabor que tienen los de compra es bueno y  difícil de conseguir en un producto elaborado en casa. Con la propuesta de hoy, me atrevo a decirte que vas a tener un producto con un sabor que se asemeja bastante al producto industrial. La receta original la vi en el programa de TV 'el hormiguero', aunque inexplicablemente no he podido localizar el vídeo en internet. Localicé una transcripción de la receta en este blog, que he usado como base para la receta a continuación.

Ingredientes

Para la masa
310 gramos de harina de repostería
100 g de azúcar
Sal
2 sobre de gasificante tipo "el tigre"
Ralladura de piel de limón
70 g de mantequilla
2 huevos
50 g de leche
Aceite de girasol

Para el glaseado
Zumo de 1/2 limón
Agua
Azúcar
Azúcar glasé

Elaboración

En primer lugar, pesa todos los ingredientes por separado. Ralla la piel de un limón.



Pon a punto 'de pomada' la mantequilla (20 segundos en el microondas a mitad de potencia (400 W)). Obtendrás algo así.



Remuévelo con una cucharilla hasta que se convierta en algo así.



Incorpora en un bol grande todos los ingredientes sólidos: harina, azúcar, pellizco de sal, los sobres de gasificante y la ralladura de limón. Como este gasificante ahora no goza de la popularidad que tuvo en el pasado, te pongo una foto para que puedas identificarlo.


Cuando tengas todos los ingredientes, revuelve para homogeneizar la masa.



En un bol (o plato hondo más pequeño), incorpora la fase líquida. Bate los huevos.




Incorpora la mantequilla a punto de pomada y revuelve.



Por último, añade la leche y remueve un poco.



En el bol de los ingredientes secos, haz una agujero en medio, vierte los líquidos y comienza a mezclar con ayuda de una varilla, hasta que ya no puedas seguir amasando y tengas que usar las manos (la masa es bastante pringosa, por lo que te recomiendo que ANTES DE PRINGARTE LAS MANOS, prepares una superficie con harina espolvoreada para poder amasar a gusto, y extiendas una lámina de papel sulfurado, donde dejarás que repose cuando termines de amasar). 

Este es el momento en que ya toca amasar a mano (por supuesto, si tienes una amasadora o thermomix, úsala... yo no la he usado sólo por amor al blog, pero amasar es una de las tareas que más odio en el mundo. Si no me crees, dale un vistazo a esta entrada de tallarines caseros).


A partir de aquí no hay fotos del proceso porque tenía masa hasta en las pestañas. Pero bueno, con ayuda de algo para rascar de las superficies que se van pegando, y espolvoreando algo de harina, el resultado final es algo así (no abuses de espolvorear harina, la masa es pegajosa porque tiene una proporción de líquidos alta).




La cubrimos con el papel sulfurado y dejamos reposar a temperatura ambiente, durante una hora aproximadamente. 

Mientras la masa reposa, vamos preparando el glaseado. En primer lugar rallamos medio limón (usamos medio limón del que hemos rallado).




Pon el zumo en un bol, y añade dos partes más de agua (a una parte de zumo añades dos partes de agua). Y añades azúcar. Sin miedo, tienes que obtener una consistencia densa. Por lo menos añades 10 o 12 cucharillas de postre. Remueve, hasta incorporar perfectamente el azúcar en la mezcla.



En la foto no se aprecia bien, pero la mezcla tiene que quedar un poco densa.



Mientras sigue el reposo de la masa, puedes aprovechar para hacer azúcar glaçe (que es azúcar pulverizado). Trascurrida la hora, espolvorea harina en la encimera (bien espolvoreado, es importante que no se pegue al ir a llevarlo a freir para que mantengan la forma) y en el rodillo y pon la masa sobre ella (los restos que se quedan pegamos al papel los puedes rascar e incorporar con la ayuda de una espátula o un cuchillo).



Antes de comenzar a extender, pon al fuego una sartén con dos dedos de aceite de girasol. Yo uso una sartén pequeña para no gastar mucho aceite, y frío las piezas de una en una. Extiende la masa con la ayuda del rodillo, hasta que tengas una lámina de un espesor homogéneo, de aproximadamente 1 cm.




Es importante que uses un molde de dimensiones adecuadas. En el primer intento, usé un vaso para el exterior y uno de chupito para el interior... 




El molde exterior no era suficientemente grande, así que usé un molde metálico, de 10 cm de diámetro.



Corta la circunferencia exterior, luego la interior y retira el círculo (resérvalo, junto a todos los recortes).




Coge la pieza de masa con mucho cuidado para que no se deforme y ponlo en la sartén. Cosas del confinamiento, no tenía disponible aceite de girasol, por lo que uso aceite de oliva.


Cuando veas que deja de hinchar (subirá por el aumento de volumen), dale la vuelta. No dejes que se dore mucho, es preferible que le des alguna vuelta más. 



Mención especial a la temperatura del aceite. Es preferible que la fritura sea a una temperatura no muy alta (unos 170 grados como máximo), para que la masa quede cocida por dentro y el color que adquiera la pieza no sea muy oscuro. En mi elaboración no presté atención al principio a la temperatura... y puedes ver como influye en el resultado (ordenados de izquierda derecha y arriba a abajo, hasta que controlé la temperatura). En los dos primeros, la temperatura del aceite estaba en torno a 210ºC.




Cuando hayas acabado de hacer los primeros cortes, coge todos los recortes obtenidos y vuelve a amasarlos y a extenderlos a un grosor de un centímetro con ayuda del rodillo, para seguir cortando y friendo piezas.




Para formar la última pieza (¡¡no se tira nada!!), pon los moldes y adapta la masa, como en la foto. Retira los moldes, aplana un poco con el rodillo y a freir.




Como las primeras unidades ya se habrán enfriado, comenzamos a cubrirlas, con ayuda de una brocha (si no tienes brocha, sumerge la pieza en la glasa), por ambos lados.



Espolvorea ahora azúcar glaçe, con ayuda de un colador, por encima del glaseado. Primero un lado y luego por el otro. Cuando hayas acabado de espolvorear, dale unas vueltas en el plato, para que en la pieza quede adherido, sobre el azúcar glaseado, el líquido que se acumula en el plato.




Y listo. El aspecto final de las piezas es, más o menos este.



Y ya están listos para ser devorados. ¡¡Que los disfrutes!!



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