No sé tú, pero yo todavía sigo con la penitencia auto-impuesta por los excesos de las Navidades. Me siento culpable (¡soy culpable!). Por eso, hoy traigo otra receta que es fácil, rica y nos ayuda a recobrar el equilibrio.
Además de ser muy nutritiva, al ser una hortaliza de temporada (otoño-invierno) es barata en este momento de año. La calabaza es la pariente de invierno del melón y de la sandía (familia de las cucurbitáceas) y sirve para muchas más cosas que para hacer decoraciones en Halloween (si bien la especie Cucurbita maxima es la que suele usarse para decoraciones y Cucurbita moschata la que se emplea mayoritariamente para comer, que es el caso que uso en esta entrada; se pueden usar cualquiera de las dos).
Yo particularmente, cada vez que veo una calabaza de este tipo, me acuerdo de la mítica escena de la película de los Monty Python "La vida de Brian" y no puedo evitar sonreírme. Si no has visto esta película, te la recomiendo. Le pasa un poco como a los Simpsons... cualquier situación cotidiana fuera de lo habitual ya fue descrita en esta película.
Así que hoy, en memoria de Billy Corgan y de esta mítica película ¡¡Sigamos a la cabalaza!!
Ingredientes
1 Calabaza
1 puerro
1 Cebolla
2 zanahorias
1 vaso de nata
6 quesitos
Decoración: pipas de calabaza, escamas de parmesano...
Elaboración
Básicamente, se trata de introducir todos los ingredientes, lavados, limpios y cortados en una olla con suficiente agua para cubrirlo todo (con un poco de sal), llevarlo a ebullición y después triturarlo todo. Paso a paso. Pon agua en una olla (un par de dedos). Pon un poco de sal (la podrás ajustar al final) y llévala a ebullición.
Mientras hierve, limpia las pepitas (parte la calabaza en dos mitades, y ayúdate de una cucharilla). Cuando hayas quitado todas las pepitas, ve quitando la piel a la calabaza. Ármate de paciencia, porque es dura como un demonio. No me extraña que la gente las desperdicie como decoración en Halloween. Mi recomendación es que con un buen cuchillo y con cuidado de no perder un dedo, hagas rodajas (como si fuera un melón, el primo triunfador de la familia). Cuando tengas hechas las rodajas, con un cuchillo mondador, retira la piel. Te recomiendo que de cada mitad de la calabaza hagas 6 u 8 rodajas.
Pon la calabaza en en el agua hirviendo mientras preparas el resto de ingredientes, cortados en rodajas. Puedes usar también calabacín, boniato...
Añade todos los ingredientes a la olla.
Pon el tape de la olla para que incremente la temperatura. Una vez que todo esté en ebullición, déjalo a fuego suave durante 40 minutos (comprueba que todos los ingredientes están muy cocidos).
Cuando todo esté cocido, ponemos a fuego suave y añadimos el vaso de nata. Si quieres eliminar fracción grasa, puedes sustituirla por leche. Si quieres una opción vegana, puedes evitar usar nata y no agregar nada.
Por último, añadimos los quesitos y removemos hasta que veamos se han disuelto (unos minutos más de cocción suave). Nuevamente, si quieres una opción menos calórica y optas por reducir grasa o por una opción vegana, puedes prescindir de los quesitos (si bien es cierto que queda mucho más sabroso).
Cuando los quesitos se han incorporando, apagamos el fuego y procedemos a triturar con la varilla (obviamente, puedes hacer esta receta cómodamente en thermomix). Rectifica el punto de sal si es necesario.
Pasa la varilla con paciencia hasta que tengas una textura cremosa, sin ningún grumo, como la foto a continuación. Y ya está. Cuando lo sirvas, puedes decorar con unas escamas de queso parmesano, o un poco de perejil picado, unas varitas de cebollino picado o con un salteado de pipas de calabaza y girasol como en la primera foto de esta entrada. A mi me gusta comer esta crema templada, pero no fría.
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