domingo, 26 de noviembre de 2017

Polvorones clásicos



Ya tenemos la Navidad aquí un año mas. Sin duda alguna, es la etapa del año más alucinante para los peques de la casa. En la adolescencia es muy clásico decir que no te gusta, alegando cualquiera excusa. Y cuando uno ya empieza a ser viejuno, le vuelves a coger el gusto a la Navidad. Yo estoy en esa fase, cada vez me gusta más la Navidad y celebrar con los míos.

El instinto navideño comienza oficialmente con la colocación de las luces típicas de esta fecha en los pueblos y ciudades. Se acompaña además con otros rituales típicos, como los anuncios de loteria de Navidad o los de colonias con chicos y chicas casi desnudos con pronunciaciones absurdas, las castañeras, las cenas de empresa, la iluminación de los centros comerciales y como no, la llegada de los polvorones y dulces típicos. 
Y en la entrada de hoy, como aportación al espíritu navideño receta clásica de polvorón. El origen de este clásico se remonta al siglo XVI, a una forma de conservar el excedente de almendras, harina y manteca de cerdo en el Sur de la península (desde Sevilla (Estepa, Antequera, hasta Cadiz y Almería) desarrollado según parece en algún monasterio (como muchas otras delicias, y es que los monjes y las monjas han sido siempre muy apañaos).

Ingredientes (para unas 30 piezas)

400 g de harina
200 g de manteca (no uses manteca de cerdo ibérico, aporta demasiado saber; mejor una manteca normal de cerdo blanco)
200 g almendras tostadas y ralladas
200 g de azúcar glass (175 g para los polvorones, 25 g para espolvorear al final)
Canela en polvo (1 cucharadilla de café)

Elaboración


En primer lugar, preparamos los ingredientes: si no tienes azúcar glass, coge azúcar normal y tritúralo hasta que tenga textura de polvo. Para las almendras lo mismo, si no tienes almendras tostadas en polvo, las tostamos. Para ello, las ponemos en la bandeja de horno y las doramos durante 15 min aprox. a 180º C.





Cuando estén doradas a nuestro gusto, las dejamos enfriar. Una vez frías (déjalas por lo menos un par de horas a temperatura ambiente), las trituramos finamente en un robot de cocina o con una varilla batidora, en pequeñas cantidades.



Después es el momento de tostar la harina, Este paso es clave para que el polvorón tenga esa textura de polvo delicada que buscamos en el producto final. Dispón la harina en una sartén, ponla a fuego suave, y remueve frecuentemente para que no se queme (verás cuando empieza a adquirir temperatura que va cambiando de color, a un tono más dorado). 




Cuando adquiera este color retiramos del fuego y dejamos enfriar. Es muy importante que no coja mucho color la harina, ya que si no el polvorón será muy oscuro. Si la harina se quema, el sabor será amargo, lo que será desagradable.




Una vez que la harina se ha enfriado, la tamizamos (lo podemos hacer con un colador) para evitar grumos.



Llega el momento de mezclar todos los ingredientes. No tengo fotos, porque es un proceso bastante pringoso. Mezclamos en un bol la harina con el azúcar, la almendra triturada y la cucharada de canela. En el momento que añadimos la manteca (que deberá estar a temperatura ambiente), comenzamos a amasar, hasta que obtenemos una pasta de textura y color homogéneo, con una altura de 10-15 mm. Lo dispones en un molde rectangular (o como yo, lo alisas sobre una lámina de silicona). 




En este momento es bastante complicado de manejar, por lo que lo ponemos en la nevera un par de horas para que se enfríe.



Una vez frío, con un aro o molde, vamos cortando las piezas (puedes volver a amasar cuando ya no tengas espacio para recortar mas piezas, volver a hacer un cuadro con el mismo espesor, y seguir recortando piezas). También puedes formar las piezas a mano, pero yo soy un poco chapucero y prefiero usar un molde.


Con las piezas cortadas, disponlas en la bandeja de horno. En la foto a continuación, una foto de cómo NO debes hacerlo (es mejor que lo pongas en dos tandas, ya que tienden a perder un poco de altura al derretirse la manteca, y si pones muchas piezas se soldarán). En este caso es mejor disponerlo en dos bandejas distintas.




Horneamos a 200º C durante unos 10 min aprox (revisar de vez en cuando para que no se oscurezcan mucho). Una vez fuera del horno, dejamos enfriar y espolvoreamos con la parte de azúcar glass que habíamos reservado.



¡¡Que los disfrutes!!

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la receta!
    Es muy fácil de hacer, incluso con niños (para el formado prefirieron hacerlo con las manos, porque precisamente es más pringoso) y salieron muy buenos.
    Me queda por probar con una versión "vegana" cambiando la manteca de cerdo por aceite de coco solidificado.

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  2. ¡Muchas gracias por tu comentario! Me alegro que los peques disfrutaran pringándose. Seguro que sustituyendo grasa de coco por manteca quedarán de lujo. Además el coco puede que le de un sabor muy interesante. ¡Que los disfrutéis!

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